Sara 

El viaje de la escritura

Los  nervios del viaje

Érase una vez una niña que se llamaba Pepa. A la niña le gustaba mucho jugar con su amiga Lisa. Ellas jugaban al fútbol y se le daba muy bien; pero un día estaban en casa de la abuela de Lisa y jugando dentro de casa con el balón rompieron la ventana de un golpe.  Luego se fueron a merendar a casa de Pepa y la madre de Pepa les puso unas galletas calentitas encima de la mesa. Pepa se sentó en el sillón y Lisa en la silla. Después, se fueron al cuarto y en la mesilla del cuarto había un libro de aventura, que se le leyeron y después llegó la madre de Lisa y la recogió.

FIN

Las maletas


¿Si yo pudiera hablar con los animales?

Un día estaba sentada en el sofá de mi casa y de repente noté que alguien me hablaba: era una voz muy rara y no me sonaba de nada. A continuación, miré al suelo y solo estaba mi gato. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que el que me estaba hablando no era una persona, sino mi gato. Él me estaba hablando y yo le podía entender, no sabía cómo eso podía ser posible y me asusté mucho. Mi gato me dijo que no me asustase tanto, que él siempre me hablaba, lo que pasaba es que yo no me daba cuenta. Entonces me presentó a sus amigos gatos: uno se llamaba Negrito, otro, Coquito; y otro, Nieve. Me dijeron que sus dueños no los trataban muy bien y yo me puse triste porque no me gustaba que los tratasen mal. Luego me fui a la cama pensando que todo lo que había pasado tenía que ser un sueño.


A partir de una imagen: 


¡Casa de bosque y hada!


Érase una vez una niña que vivía con dos hadas. Era una niña muy bonita y siempre estaba feliz. Un día las hadas le contaron que su padre era el rey de un castillo lejano y ella les preguntó a las hadas que por qué su padre no vivía con ella y las hadas le contaron que su padre no la podía cuidar porque, si ella entraba en el castillo y se pinchaba el dedo, ella caería en un sueño profundo del que solo un beso de amor verdadero la despertaría y esa maldición se cumpliría el día de su decimoquinto cumpleaños.

Ella no quería ver a su padre porque ella quería vivir con su hada madrina que es la que le puso esa maldición, pero ella no lo sabía. Entonces pasó el tiempo y un día se dio cuenta de que su hada madrina era la que le puso la maldición, así que la chica fue a buscar al hada madrina y ella la dijo que sí que era verdad, por lo que la chica se enfadó y se fue con las hadas. Ellas la llevaron al reino justo el día de su cumpleaños, porque se equivocaron de día. Por tanto, el rey se enfadó y llevó a su hija a su habitación, pero, como ella era tan curiosa, la niña se fue a una habitación en la que había agujas de coser. La chica se pinchó el dedo y se cayó al suelo en un sueño profundo y el hada madrina le dio un beso y la chica se despertó. Luego, se fue a vivir con su hada madrina y se casó con un príncipe, la coronaron reina de las Hadas y fueron felices para siempre.


FIN


Enanitos


Un día por la tarde llegó una niña llamada Blancanieves, que era una niña muy bonita. Ella estaba escondida de su madrastra porque la quería matar, así que ella se escapó al interior del bosque donde vivíamos y entró en nuestra casa. Comió nuestra comida y se durmió en nuestras camas. Nosotros no sabíamos qué le pasaba, pero la acogimos en nuestra casa y le dijimos que no abriese la puerta a nadie porque podía ser la madrastra, pero ella no hizo caso y, según llamaron a la puerta, ella abrió y la madrastra le clavó una peineta porque le dijo que la iba a peinar y, cuando llegamos a la casa, Blancanieves estaba en el suelo. A la segunda vez le puso un pañuelo y a la tercera vez le dio una manzana envenenada y ella se la comió y se cayó rendida al suelo. Después llegó un príncipe le dio un beso y revivió. En la fiesta de su boda fuimos y la madrastra también fue. Le pusimos unos zapatos al rojo ardiente y se murió.

Fin

                                                                  Trasbordo

                                                            mimi

Soy un gato, me llamo Mimi y me gusta comer, salir a la calle y dormir. Un día estaba en el tejado cuando me encontré con una gatita muy linda; me acerqué a ella y le dije:

-Hola, me llamo Mimi. ¿Y tú cómo te llamas?

-Me llamo Melisa.

Entonces Melisa y yo estuvimos hablando y nos hicimos muy buenos amigos. Al día siguiente vi que Melisa estaba atascada en un árbol pidiendo ayuda y entonces fuí hacia ella y la salvé.

-Mimi, muchas gracias. De no ser por ti no sé qué habría hecho para bajar de ese árbol.

-No es nada, Melisa. Es lo mínimo que podría hacer, no te podía dejar ahí atrapada, ya que yo sé que, si a mí me hubiera pasado, tú hubieras hecho lo mismo, ya que somos amigos y los amigos se ayudan mutuamente.

A partir de ese momento Melisa y yo fuimos amigos y vivimos felices . FI.N.


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